Édouard Manet nació en París, en el seno de una familia de clase alta con un origen notable. De niño, vivió una vida de lujo con sus padres y dos hermanos. Fue un entusiasta del arte desde muy joven. Sin embargo, su padre no le apoyó, ya que esperaba que siguiera una carrera como abogado o como oficial de la marina. Aunque no aprobó los exámenes de la Academia Naval, se vio obligado a ingresar en la Marina Mercante como estudiante de piloto.Finalmente, volvió a su gran pasión, que era convertirse en artista. Le regaló a su padre una impresionante carpeta con las pinturas que había realizado durante sus viajes como piloto. Eso le ayudó a ganarse la confianza de su padre en sus habilidades artísticas y le permitió seguir estudios de arte dirigidos por el artista académico Thomas Couture.Además de su formación intensiva, Manet mejoró sus habilidades viajando y descubriendo los estilos artísticos de pintores famosos, entre ellos Caravaggio, Francisco de Goya, Peter Paul Rubens y Diego Velázquez. Quedó muy impresionado e inspirado por las extraordinarias técnicas de estos artistas, que demostraron ser maestros en su oficio.