Giacomo Balla nació en Turín en 1871, aunque hace de Roma su centro operativo. Su nacimiento artístico es contemporáneo al estallido europeo de las vanguardias. En ese clima de corrientes renovadoras adherirá entre 1909 y 1910 a la más combativa y polémica, el Futurismo. Muy pronto su personalidad, investigación y entusiasmo lo convertirán en uno de los maestros del movimiento italiano. Se plasma en su obra la búsqueda futurista del dinamismo, la multiplicación cinética de las formas, de las vibraciones luminosas. Solidario con Marinetti en llevar el arte a cada aspecto de la vida, no hay sector creativo en el que Balla no haya intervenido con lúdico vitalismo. Obedeciendo a estas formulaciones la muestra incluirá óleos, dibujos, estudios, proyectos de escenografías, jardines artificiales, telas y bordados con motivos futuristas. Al cabo de una larga militancia en el movimiento Balla abandonará al Futurismo retornando aproximadamente en 1933 al "bel ritratto", ya practicado en los primeros años de su pintura, aunque no renegará del todo de sus composiciones abstractas que se insertan en su obra figurativa. Falleció en Roma el 1º de marzo de 1958.