Nace en Montevideo el 3 de agosto de 1907 en una familia acomodada. Su padre, el Dr.Manuel Benito Nieto, pionero en cirugía cardíaca, es por entonces Director del Hospital Maciel. Tempranamente Amalia Nieto manifiesta su gusto por la plástica y en 1925 ingresa al Círculo de Bellas Artes, donde estudia pintura con el Prof. Domingo Bazzurro. Es el momento del auge del planismo en la pintura uruguaya y es también el momento del auge de los ideales demócratas e igualitarios en lo socio-político. Estimulada por padres que le brindan los medios, emprende su primer viaje de estudios a Europa en 1929. Asiste en París a la Academia de André Lothe y a la Academia de la Grande Chaumière. En 1955 volverá a París para tomar cursos de mosaico con Gino Severini y grabado con J. Friedlander. La década del ´30 sorprende al Uruguay con el gobierno autoritario de Gabriel Terra, pero también con el retorno de Joaquín Torres García en 1934, quien sacude el medio artístico local con su teoría constructiva. Amalia Nieto comienza a asistir al Taller como discípula a la vez que contribuye a que la labor de Torres García sea posible. En mayo de 1936 realiza una muestra de sus pinturas constructivas en Amigos del Arte y a partir de entonces se suceden en su trayectoria 33 muestras individuales y 37 premios en salones nacionales, municipales, destacándose entre ellos el Gran Premio Pintura en el XXXI Salón Nacional de Artes Plásticas de 1967, el Gran Premio Escultura en el XXXIII Salón Nacional de 1969 y el Premio Pintura del Concurso de Caja Notarial de 1991. Ha representado al Uruguay en las bienales de San Pablo, Córdoba, San Marino y Spoletto en Italia. En 1995 es invitada a participar en el Concurso Premio Figari. En diciembre del mismo año se realiza la retrospectiva de sus setenta años de pintura en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo. Su obra consta de series, siendo las más conocidas la de calles de París, la de búhos y la de naturalezas muertas mentales. En esta última se da una progresiva pérdida del espacio representado. En 1975 la autora instala la tercera dimensión mediante la sugerencia de una situación espacial en la que se ubican objetos simples y su sombra. Poco después la tercera dimensión pierde profundidad para desaparecer en 1989, momento en que se consolida la frontalidad con la serie que la autora llama Naturalezas Muertas Mentales. Los objetos se compactan en número impar y el ícono humanizado que representan, operará como transición temática hacia las series siguientes, en las que se transformará en un claro arquetipo objeto-hombre. Falleció en Montevideo, el 7 de febrero de 2003.